Hace un año, Aman A., exiliado de Afganistán, fue asesinado en Stade (pequeña ciudad a las afueras de Hamburgo) por los maderos. Los maderos dispararon al jóven de dieciochos años con problemas psíquicos en su residencia a sangre fría tras haberse quedado a solas con él en su habitación con la justificación poco convincente de que el jóven con unas pesas en la mano presentara una amenaza para los maderos. El proceso judicial contra los maderos, quienes le dispararon cinco balas, fue paralizado hace poco con el argumento de que la manera en la que se actuó fue „claramente en defensa propia“.

Después de que la manifestación fuera abierta el 22 de agosto en la plaza del mercado de Stade, la manifestación callejera se puso en movimiento con enérgicas consignas. En los discursos y en las consignas se denunció al estado burgués y a sus guardianes del orden. Estos tuvieron que demostrar una vez más su poderío y mandaron una cantidad enorme de efectivos policiales a la manifestación, que iba dirigida contra la violencia policial. Esto avivó aún más la ira de los participantes

Para finalizar la manifestación que acabó frente a la residencia de Aman, las aportaciones de los amigos de Aman pusieron de manifiesto la pérdida de confianza de muchos refugiados en la República Federal de Alemania.